Hoy mi deber…
- Yeni Mira Marín - Fotografía: Brooke Shaden
- 23 abr 2017
- 2 Min. de lectura

No soy más que un alma que canta y baila al ritmo de mis titubeantes experiencias, aprendizajes, amores y sueños. No pretendo ser algo que me impone la sociedad, movida, en gran parte, por el ego, por el miedo, por el prejuicio. Primero, agradezco existir, agradezco las personas que día a día me construyen, me complementan, me confortan, me brindan alientos calurosos desde su corazones, con ellos, me reconstruyo o me deconstruyo, sin embargo, no me limitan ni me forman, pues yo soy mi mejor maestra, soy mi mayor amor, soy mi felicidad y tranquilidad, soy la imagen en movimiento de los elementos… soy agua que fluye, aire que suspira, fuego que enciende y tierra que siembra, soy todo y soy nada. Mis lágrimas han sido y serán la manifestación más sincera que mi cuerpo pueda expresar, mi corazón es un tambor que marca mis decisiones por encima de mi razón (sin-razón), mis manos y piernas son pájaros en vuelo, mi sonrisa es un reflejo universal que me abraza y me cobija en el frío y la soledad, mi cabello es una raíz que se expande desde mi coronilla hasta el cielo, la montaña y el mar, es un rizoma, sin líneas, sin planes, sin subjetividades, sin apegos, ni jerarquías.

No hay rumbo definido, soy una constante transformación y evolución, un sol y una luna, soy un paisaje que pinta con diferentes colores en el alba al despertar, no soy línea ni soy punto, soy espiral, no soy “tengo”, soy “quiero”, mi ser se regocija de vivir y sobretodo de amar cada instante por encima de las dificultades. Después de transitar por el asfalto que cubre mi pensamiento, escuchar serenatas de colibríes azules, jugar bajo la lluvia intermitente de flores de un guayacán amarillo y escanear mi alma de diciembre a junio y cada tanto como quiero, me he dado cuenta que yo soy mi propio escenario, mis miradas despliegan luces que enfocan lo que yo decido y en donde suceden situaciones de todo tipo (como en el teatro), en todas ellas debe haber un desarrollo y un conflicto, una fuerza, un hilo conductor, elementos, vestuario, escenografía, texto, interpretación, vínculos, amores, desamores, odios, llantos, gritos, esperanza, exaltación y locura, pero dentro de esa situación hay algo que gobierna igual como en la vida real y es la ACCION, yo lo decido, yo me muevo, yo me movilizo, yo respiro y suelto mis parlamentos, me conecto con todo y todos, creo desde mi gesto, desde mi pensamiento, desde mi cuerpo, yo hago silencio y luego, yo acciono! todo esto es lo que hace que me encuentre, me reconozca como ser humano que palpita y que decide para qué, por qué, cuándo, dónde y cómo palpita, agradece ese palpitar, pues es el motor de su existencia.
Sin duda alguna mi viaje comienza Hoy en Mi interior con Mi acción y Amor. Hoy empiezo a florecer en terrenos libres de angustia y desazón, el sol penetra por mi ventana y me acuna en su luz.
Hoy mi deber es SER.
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