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Gratitud: La llave maestra

  • Artículo: Oscar Tobón - Fotografía: Maria Helena
  • 14 feb 2017
  • 3 Min. de lectura

Debo empezar por hacer una claridad: Por favor no crea nada de lo que se escribe a continuación, sólo verifíquelo por usted mismo.


Parece simple, de hecho, siempre nos lo han dicho de una u otra forma: “Vive con fe”, “ten confianza”, o quizás lo hemos escuchado de otra forma: “Pide con toda la fe”. Para reflexionar sobre la gratitud como una llave maestra, primero es necesario reconfigurar el significado de las palabras fe y gratitud.


Por un lado, fe es una palabra que proviene del latín fides que significa creer y del griego pistis que significa confianza. Es decir, la fe es la creencia o confianza de aquello sobre lo cual no tenemos evidencia. Por otro lado, gratitud es una palabra que viene del latín gratitudo: gratus (agradecido) y tudo (cualidad). Esto significa que la gratitud es la cualidad de ser agradecido.


Al no agradecer o al hacerlo de forma automática o inconsciente, perdemos la oportunidad de reconocer todo lo que recibimos



Sin embargo, culturalmente nos han enseñado a darle un uso poco productivo a ambas palabras. Generalmente la palabra fe se utiliza para pedir por aquello que se necesita con la esperanza de que sea resuelto, enfocando la atención en aquello que falta, y sólo agradecemos por aquello que hemos recibido, peor aún, lo hacemos sin darnos cuenta, de forma automática. De hecho, recuerda el nombre de la última persona a la que le dio las gracias? Recuerda por qué le estaba agradeciendo? Le miró a los ojos cuando le daba las gracias? Desafortunadamente, al no agradecer o al hacerlo de forma automática o inconsciente, perdemos la oportunidad de reconocer todo lo que recibimos.


En nuestras tradiciones nos enseñan a pedir con fe por aquello que necesitamos, sin embargo, al hacerlo se lleva la atención a lo que falta, a la preocupación por la carencia, creando unas emociones de miedo, tristeza o enojo. La atención en aquello que falta genera un pensamiento de escasez que al combinarse con cualquiera de esas emociones genera un sentimiento negativo incapaz de permitir que aquello que se desea pueda realizarse. ¿Ahora capta el círculo vicioso mediante el cual “pedimos” para que cambie nuestra realidad actual? Es posible que la realidad en la que vive actualmente sea el resultado de mantenerse con pensamientos de carencia y emociones de ansiedad, miedo y tristeza?


La invitación es a verificar cómo a través de la gratitud consciente es posible activar la prosperidad y la abundancia en nuestras vidas. Es decir, vivir confiados y agradecidos por aquello que vamos a recibir, lo cual también implica agradecer por aquello que tenemos, antes que quejarnos por aquello que nos hace falta. Lo anterior es absolutamente necesario para que podamos transmitir un mensaje claro al universo: gracias por toda la abundancia que tengo en mi vida!!! Así, estaremos listos para poder vivir cómo si nuestras oraciones ya hubieran sido respondidas, porque en vez de pedir por aquello que necesitamos, vamos a agradecer por aquello que va a llegar, generando emociones de confianza, optimismo y alegría que están acompañados por pensamientos constructivos, prósperos y abundantes. Estas emociones y pensamientos se combinan para generar sentimientos de amor y gratitud. ¿Cuál cree usted que sea el resultado? Solo queda algo por hacer, verificar que el resultado sean sentimientos de amor y gratitud, porque de no ser así, posiblemente aquello que está creando no sea lo que realmente desea.


El resultado siempre serán sentimientos de amor y gratitud



Así que serán los resultados los que le permitan verificar esta simple lógica, la gratitud es la llave maestra para activar la abundancia en nuestras vidas. Sin embargo, se requiere de disciplina para modificar el significado que la fe y la gratitud tienen en nuestro inconsciente. Aquí le comparto algunas prácticas diarias para lograrlo:

  1. Tomarse el tiempo para agradecer conscientemente.

  2. Cada vez que piense en algo que le falta, haga un listado de 3 cosas que tiene y agradezca por ellas.

  3. Al final del día escriba en un cuaderno o libreta 3 cosas por las que esté agradecido de ese día.

  4. En vez de pedir por aquello que necesita, recuerde vivir como si su petición ya hubiera sido respondida: sienta la emoción que le genera tenerlo; imagine que haría al tenerlo y, verifique que el resultado sean sentimientos de amor y gratitud.


 
 
 

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