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Mereces tu amor

  • Por: Maria Isabel Betancur Posada / Fotografía:
  • 14 mar 2017
  • 4 Min. de lectura

Por dónde empezar... Fue un año difícil, con muchos altibajos, pero lo más importante de todo, fue un año de cambios, me refiero a que mi mente ha trascendido en muchos aspectos, hoy soy una persona diferente, aunque sigo estando arraigada a muchas cosas de mi pasado, he ido soltando momentos, personas y emociones... Son 365 días para caerte y levantarte, aprender y luchar, reír y llorar, romperte y formarte de nuevo ¿acaso no es suficiente tiempo para renacer, para cambiar de paradigmas y convertir tu mundo en un espacio mejor? Rotundamente diría que sí, tiempo suficiente para encararte de una vez por todas y aprender a volar, a ser libre de tus culpas, a ser feliz por ti misma, porque en uno reside todo.


Hay una frase que describe mejor lo anterior "cambia tu mundo interior, para que tu mundo exterior también cambie" y es que hemos pasado tantos años buscando respuestas a nuestro alrededor, sin saber que todas se encuentran dentro de nosotros mismos, dudamos tanto de nuestros instintos que preferimos hacer lo que otros quieran para conseguir su aprobación ¿Pero quién declaró que necesitamos la aprobación de alguien? ¿Acaso estamos poniendo por encima las creencias de las demás personas? Y... ¿dónde queda lo que pensamos? Nos enseñaron desde pequeños que lo más importante era hacer de nosotros lo que los otros querían, porque sus opiniones debían estar primero que las nuestras, pues si nos escuchábamos primero pasábamos a ser personas egoístas y egocéntricas.


¿Desde cuándo el egoísmo es sinónimo de amor propio? Y es que de ahí provienen nuestros grandes problemas, utilizamos el lenguaje a nuestra conveniencia, le damos un nuevo significado a las palabras para que estén a la par de nuestras intenciones. Soy de las que cree en el poder que tienen estas, como mencionan en el libro ¨Los 4 acuerdos¨ las palabras son magia y esta puede convertirse en magia negra o blanca. La primera ocurre siempre que juzgamos y deseamos el mal a otras personas, creando hechizos casi indestructibles, pues utilizamos nuestra energía en el deseo de querer ver mal al otro, centrando nuestra atención en el odio y el rencor y como la ley de atracción trabaja a nuestro alrededor, todo se cumple. La segunda se presenta cuando anhelamos que todas las cosas bellas de la vida se le manifiesten a una determinada persona y como dicen por ahí "recibes lo que das" tu vida se llenará de bendiciones y amor por siempre querer lo mejor para todos.


Pero no nos desviemos del tema, continuemos con el amor propio, sin dudarlo es uno de los descubrimientos más difíciles, nos sentimos tan lejanos de nosotros mismos, es como si fuéramos robots que realizan las tareas automáticamente sin estar conscientes de las funciones que tiene nuestro cuerpo y nuestra mente, nos dijeron que estábamos formados por un cuerpo y un alma, pero a medida que pasa el tiempo desapruebo esa afirmación, somos un alma con un cuerpo, nuestra existencia se manifiesta más allá de lo físico, nuestro poder está dentro de nosotros, es eso intangible que nos hace sentir vivos, que nos permite entrar en diferentes estados de conciencia, que nos permite ser libres y felices, que nos recuerda lo maravilloso que somos, que nos acompaña, nos guía.


Porque de algo estoy segura nuestra intuición jamás falla, esa vocecita interna que a diario nos acompaña es más sabia que cualquier decisión racional, cuestiona nuestros sentimientos pero también nos hace preguntarnos el para qué de nuestras acciones. Aunque como todo tiene su lado negativo, muchas veces pienso que nuestras emociones nos dominan, pero eso no debería ser así, somos lo suficientemente conscientes para dominarlas nosotros mismos y cuando eso pasa, debido a nuestras programaciones culturales, le damos poder a las ideas que casi siempre están en contra de uno, la mayoría de las personas y me incluyo, nos juzgamos todo el tiempo, siempre pensamos que no somos suficientes y cuando decidimos dejarnos guiar por esa voz, nos estamos haciendo daño, nos estamos destruyendo y saboteando, en este caso nuestra voz interior nos está influyendo negativamente, por eso es que debemos replantearnos nuestras creencias, implementando nuevas afirmaciones que nos permitan re direccionar nuestros pensamientos, para que así empecemos a vernos con otros ojos, para que empecemos a valorarnos y sentirnos las personas más importantes de nuestra vida.


Antes de continuar quisiera citar a Ana Lucia Acosta, la persona que me enseñó este decreto: "Aquello que yo soy, en mi esencia, no puede ser modificado por lo que otros seres piensen o digan de mí, por lo que yo piense o diga de mí misma desde el miedo, por lo que haya hecho o dejado de hacer en mi pasado, pues yo soy la luz que soy, eternamente".


Soy de las que cree rotundamente en el poder del amor, ese sentimiento poderoso que nos hace vibrar el alma, que nos permite aceptar al otro tal y como es, que nos permite sentirnos amados, que termina revolucionando nuestro organismo y hasta nos hace sentir mariposas en la panza, ¿te has puesto a pensar lo fuerte que es que hasta influye en nuestro cuerpo? Con tan solo ver a la persona que queremos nos genera una respuesta: las cosquillas en nuestro estómago, las manos pueden sudar y hasta perdemos la noción del tiempo, entramos en una burbuja en la cual solo se encuentran las dos personas, ¡sí que es extraordinario sentir amor! por ti, tu familia, amigos, tu pareja… Pero soy partidaria de que primero debemos darnos ese amor a nosotros mismos, para que así podamos brindarle a los demás ese sentimiento ¿cómo pretendes amar a otro si no te amas a ti misma? Uno da de lo que tiene y si aún no has llegado a quererte completamente, no puedes proporcionarle a otro de eso, pues no sientes nada.


Y sé que es muy fácil decirlo, pero se complica al quererlo aplicar a nuestra vida, ¿por qué se nos hace tan difícil adorarnos a nosotros mismos? Quizá los miedos, inseguridades y los defectos nos impiden vernos como personas maravillosas, creando una cortina de humo que nos nubla la vista para poder apreciarnos en nuestra total esencia, porque no hay persona más increíble que la no tiene temor de ser ella misma, con sus altibajos y tropiezos, pero orgullosa de las cicatrices que lleva en su piel.



 
 
 

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